jueves, 4 de febrero de 2010

Artículos de Larra

Autor. Obra. Fecha.
La lectura que he realizado del siglo XIX han sido los artículos de Larra.

Contexto histórico
El Romanticismo es un movimiento ideológico y cultural caracterizado por la libertad artística. La Revolución Francesa (1789) sienta las bases de este movimiento con las ideas de libertad, igualdad y fraternidad. A ello se añade el predominio del espíritu sobre la razón que defiende la filosofía idealista alemana de los siglos XVIII y XIX.
En España el Romanticismo es un movimiento tardío porque Fernando VII impuso una monarquía absoluta, defendió las ideas conservadoras y persiguió a los liberales. Tras la muerte de Fernando VII (1833), se produce el retorno de los liberales y el Romanticismo se asienta en España. A partir de 1844 comienza la decadencia de las ideas románticas a pesar de que el movimiento pervivirá unos años más con Bécquer.

Contexto literario
El Romanticismo se caracteriza por aspectos como la libertad artística, el rechazo de toda norma, la rebeldía, la evasión en el tiempo y en el espacio, el individualismo y subjetivismo, la presencia de una naturaleza que refleja los sentimientos del poeta …
En el teatro romántico, sobresale el Duque de Rivas con Don Álvaro o la fuerza del sino y Zorrilla con Don Juan Tenorio. En la poesía tienen mayor relevancia Espronceda con El estudiante de Salamanca, Rosalía de Castro con su obra En las orillas del Sar y Bécquer con sus Rimas. En cuanto a la prosa destaca Bécquer con sus Leyendas y Larra con sus artículos.
Larra cultiva artículos de costumbres, en los que critica vicios de la sociedad española: falta de educación («El castellano viejo»), la pereza («Vuelva usted mañana»)... También escribe artículos políticos, en los que se opone al absolutismo. Además tiene artículos de crítica literaria, en los que apoya la libertad del escritor.

Aspectos que más me han llamado la atención
• Me ha sorprendido la acumulación de recursos literarios en el artículo Vuelva usted mañana, que contribuyen a crear un efecto humorístico.
Predomina la ironía en el texto y así tenemos la expresión “¡Qué formalidad y qué exactitud!” para comentar que nadie asistía a ninguna cita concertada. También se da cuando el oficial de mesa no puede atender a Sans-délai porque está “ocupadísmo” en dar una vuelta con su señora o cuando se tacha a los españoles de “activa población”.
Contribuyen también al efecto humorístico la hipérbole que hace de los españoles cuando dice “No comerán por no llevar comida a la boca”, el apóstrofe que hace al “perezoso lector” y el significado del nombre del extranjero Sans-délai (señor sin demora).

• Me ha parecido relevante el pesimismo presente en el artículo “El día de Difuntos de 1836”, que se transmite a través de esta terrible alegoría: “Madrid es el cementerio. Pero vasto cementerio donde cada casa es el nicho de una familia, cada calle el sepulcro de un acontecimiento, cada corazón la urna cineraria de una esperanza o de un deseo.”

• Me ha parecido destacable la acumulación de expresiones negativas y pesimistas en el artículo “La Nochebuena de 1836” que conducen al final del texto al pensamiento del suicidio. Tenemos, por ejemplo, la exclamación “¡Bienaventurado aquel a quien la mujer dice no quiero, porque ese a lo menos oye la verdad!” Tenemos la comparación “Para ir desde mi casa al teatro es preciso pasar por la plaza tan indispensablemente como es preciso pasar por el dolor para ir desde la cuna al sepulcro”. También tenemos el ataque inmisericorde del criado que le reprueba sus ofensas como literato y su infelicidad permanente. Todo esto concluye con el pensamiento del narrador en el suicidio que se transmite en la interrogación retórica “¿Llegará ese mañana fatídico? ¿Qué encerraba la caja?”

• Me ha llamado la atención el ataque furibundo que se realiza a la pena de muerte en el artículo “Un reo de muerte” a través de la adjetivos que connotan la gravedad del castigo: “terrible momento”, “críticos instantes”, “hora fatal”, “horrible asiento”, “lúgubre campanada”…

• Me gustaría resaltar el contraste que se produce en “El castellano viejo” entre los intentos de aparentar educación de los comensales y el resultado final de la comida. Así, aunque los invitados expresaban cumplimientos (“sírvase usted”, “hágame usted el favor”, “de ninguna manera”) carecían de la fineza de la que hacían gala. Así, el señor gordo deja los huesos de las aceitunas al lado del pan de Fígaro, al señor de enfrente se le escapa el capón tirando el caldo en la camisa de Fígaro y Doña Juana ofrece comida de su plato y de su propio tenedor al narrador.

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